jueves, 23 de diciembre de 2010

Hora de salir

¿Y si me ponía aquella falda tan bonita que me compré la semana pasada? No, no tenía con que camiseta ponérmela, además era demasiado casual para la ocasión. Después de haber estado un buen rato sacando ropa del armario y dejándola encima de la cama para poder verla mejor, decidí que lo mejor sería no darle mas vueltas y ponerme algo sencillo con lo que no llamar demasiado la atención, ya que no era mi estilo que la gente se fuese fijando en mi. No me gustaba ser el centro de atención.

El conjunto elegido para salir en Nochevieja fueron unos pantalones negros, una camiseta blanca de escote y mis zapatos preferidos, unos maravillosos zapatos negros con 7 centímetros de tacón. Me mire al espejo mientras recordaba lo que me había oído decir a un psicólogo en la televisión aquella tarde: “ Mírate en el espejo y al observar tu reflejo en que piensas?” La mayoría de las personas que le contestaban eran del público del programa quejándose de los kilitos que tenían de más o preguntando como hacer desaparecer un complejo.¿Qué era lo que yo pensaba al ver mi reflejo? La verdad es que me gustaba mi pelo, para que negarlo, lo veía con personalidad al ser rizado pero de una manera singular e indomable. Además el color oscuro hacia contraste con mi piel pálida y mis ojos verdes. De mi cuerpo prefería no pensar mucho ya que, siempre caía en el juego de la comparación y no es que eso me agradase. No me gustaba mirarme al espejo y comparar mis piernas por ejemplo con las de una chica de piernas larguísimas, y eso que las mías no eran cortas .Pero compararse es algo que todo el mundo piensa y hace sin darse cuenta, y no debería de ser así.

“I was thinking about her, thinking about me,thinking about us. What we gonna be?” La canción de Nelly “Just a dream” estaba sonando en algún lugar de mi bolso, lo que significaba que alguien me estaba llamando. Metí la mano en el gigantesco bolso con la intención de encontrar el móvil pero este se resistía...

-¡Por fin!-grité al encontrarlo. Mire la pantalla para ver quien me llamaba y vi que era Paula.

-¡Hola Pau! Ya me queda poco para salir de casa estoy acabando de arreglarme y solamente me falta llamar a mi padre para que sepa que me voy-le dije imaginándome cual era la razón de la llamada.

-¿Por qué será que siempre eres la última en llegar? Te llamo para avisarte de que nos vamos al bar de debajo de la casa de Eva. Te esperamos allí, ¿de acuerdo?

-Me parece perfecto en un cuarto de hora estoy allí. Pero no os vayáis...

-Ya me conozco yo tus cuartos de hora tardona. Y deja de arreglarte que estoy segura de que estas guapísima y vas a dejar a mas de uno con la boca abierta, ya verás.

-No seas tonta anda que ya sabes que no me arreglo mucho solo lo necesario como siempre. En nada te veo. ¡Un beso fea!

-¡Date prisa!

Y colgó. La verdad era que Paula era una de mis mejores amigas aunque no teníamos nada que ver. Paula era la típica chica extrovertida en la que todo el mundo se fijaba tanto chicos como chicas. Los chicos se sentían atraídos por ella y su melena rubia, las chicas por el contrario solían envidiarla.

Me di cuenta de que estaba mirando el móvil como una tonta y entonces me fije en el iconito del mensaje que me había llegado, lo tenía olvidado por completo. Le di a abrir:
¡Feliz año pekeña! No te voy a decir k lo pases genial hoy xk se k lo haras.Spero k nos veamos pronto k exo de mens nuestrs tardes de verano.Un beso!

El mensaje era de Miguel. ¿Cómo se atrevía a felicitarme el año como si no hubiese pasado nada? En realidad no había pasado nada, pero porque abrí los ojos justo en el último momento. Aún así no pensaba actuar como si todo siguiese como antes...

sábado, 2 de enero de 2010

Año nuevo vida nueva

-¡¡¡Feliz año nuevo familia!!!

Otro año más celebrábamos la noche vieja en casa de mis abuelos. Los años pasaban pero nada cambiaba. Año nuevo vida nueva? La verdad era que si me apetecía cambiar de vida pero no de propósitos. Me gustaría una casa nueva, amigos nuevos, un novio....pero nada ahí seguía como el año pasado y el anterior con mis padres, mi hermana y mis abuelos oyendo las 12 campanadas.

-Bueno hora de pedir un deseo que queráis que se cumpla este año-dijo mi hermana que aunque no creía en el destino y ese tipo de cosas tenía la esperanza de que se cumpliese su deseo.

-Que pedirás tu. Fijo que este año cada mes tengas ropa nueva o algo-dije de broma.

-No seas tonta Ane. Sabes que eso no es tan difícil de conseguir. Prefiero pedir cosas mas complicadas.

Eso me hizo pensar en que pediría yo para el 2010. Que tal sacar muy buenas notas este curso? No mejor eso no, primero de bachiller era complicado pero prefería pedir otro deseo. Un novio era un mejor deseo? No tampoco, hasta ahora no había estado del todo mal sola así que.... Bueno ya se me había ocurrido algo que podía valer para muchas cosas: Que el 2010 fuese mucho mejor que el 2009, ya que en mi opinión me lo merecía.

-Cariño estas embobada mirando por la ventana los fuegos artificiales-me dijo mi madre. Ni siquiera me había dado cuenta de que había fuegos artificiales, era algo que me solía pasar cuando me quedaba pensando en algo.

-Si, son muy bonitos-mentí para que no pensasen que estaba en mi mundo, ya que últimamente todos los días me pillaban distraída.

-Verdad que son preciosos? Esta si que es una buena manera de empezar el año-dijo mi abuela.


-Si pero a mi se me ocurre una mucho mejor que esta, como salir de fiesta. Me tengo que ir a casa a vestirme para salir-les dije. Cuanto antes saliese de allí antes llegaría a casa y mas tiempo tendría para arreglarme para la noche.

-Vale cariño, puedes marchar pero ten cuidado con lo que haces en la calle y vuelve pronto a casa-dijo mi madre repitiendo lo que me decía cada vez que salía de fiesta.

Me despedí de todos y me fui caminando hacia mi casa. Mis abuelos no vivían lejos de nosotros, a 5 minutos mas o menos. Justo cuando estaba entrando por la puerta sonó mi móvil, un mensaje. No le di importancia porque me imagine que era alguien deseándome feliz año y entre en casa. Deje las llaves en la misma mesa de siempre y me senté en la cama. Empezaba el dilema de ¿qué me pongo?. Alguien debería de inventar una maquina que te diga que es lo que deberías ponerte en cada momento.